Akira

Por Daniel Peralta

31 años después de que una explosión destruyera Tokyo, dando inicio así a la tercera guerra mundial, la reconstruida ciudad de Neo-Tokyo será testigo del heróico intento de Shotaro Kaneda por salvar a su mejor amigo Tetsuo Shima de las garras del gobierno y un horripilante engendro.

Esta es la historia que nos cuenta Katsuhiro Otomo en su obra maestra “Akira”, adaptación a su homónima versión de manga. Akira se alzó como una de las principales referencias del anime a nivel global marcando, incluso, un antes y después en la animación Japonesa. Además es uno de los más grandes símbolos de la ciencia ficción y, específicamente, del cyberpunk.

Esta obra va más allá de una buena historia y una excelente animación. Hablar de Akira es hablar de Japón y su transición desde la segunda guerra mundial hasta su pico máximo como “nueva súper potencia”su sociedad tecnológica, su cultura y su economía hegemónica pero ¿Cómo es que esta simple película retrató los casi más de 40 años del país oriental?

Kaneda en su icónica motocicleta futurista.

El sol naciente

El 2 de agosto de 1945, Japón firmaba su rendición, después de su papel en la segunda guerra mundial, a postre de los Estados Unidos y el bloque aliado. Esta rendición significaba también una intervención imperialista por parte de los norteamericanos, a pesar de la distancia, sobre los isleños.

Con una sociedad y economía afectadas severamente por la guerra, la reestructura y reconstrucción se basó, primero, en la producción y exportación de materias primas y, en una segunda etapa, en la producción y exportación de tecnología.

Esta tecnología no sólo era la creada desde la isla, también estaban mejorando y perfeccionando la oferta extranjera. Esto colocaba a los nipones a la cabeza del mercado. Neo-Tokyo es la clara representación de este fenómeno y, reconstruyéndose a partir de un conflicto bélico, se erige como una ciudad vanguardista plagada de vehículos y dispositivos futuristas, inmensas construcciones, un puñado de niños luchando por sobrevivir y adultos tomando las peores decisiones.

Imagen del Neo-Tokyo presentado en Akira.

Viejas Costumbres

A pesar de la apertura en el mercado y las inversiones de los japoneses al extranjero, otra característica de su crecimiento era la llamada economía de burbuja que, si bien había acelerado el desarrollo de la isla, estaba inmensamente ligada a su histórico pensamiento nacionalista.

Es así que los adultos que vemos en este Neo-tokyo representan, por un lado, una crítica a como estas viejas costumbres y rasgos de antiguos regímenes permean incluso después de una renovación o restructura; por el otro, también podemos notar en estos personajes como el coronel Taisa, un cierto rasgo (estético) occidental que nos sugiere una crítica hacia el imperialismo norteamericano antes mencionado.

Los adultos en el universo de Akira son un cúmulo de tétricos pasados y pésimas decisiones.

Niños Punk

En la otra cara de la moneda nos topamos con un grupo de niños que representan la juventud característica de esas épocas, rememorando a aquellos movimientos estudiantiles de los años 60 (Francia, México y Japón entre otros) y la corriente punk y cyberpunk.

Son justo 2 de estos niños, Tetsuo y Kaneda los principales protagonistas y en el desarrollo de ambos personajes podemos ver reforzada la crítica al imperialismo Norteamericano, siendo estos otra analogía a la joven y renovada sociedad japonesa post-guerra.

Pero también notamos una dualidad en ambos caracteres punk. Kaneda representa la esperanza, la abolición del pasado en pos del replanteamiento de un mejor futuro. Mejores decisiones. Mientras que Tetsuo refleja que incluso la juventud no está exenta de recaer en los vicios y errores históricos y de repetir esos funestos ciclos. Viejas Costumbres.

Kaneda dispara su arma láser en su intento por salvar a Tetsuo.

Terror Nuclear

Tetsuo termina siendo un engendro. Una abominación del hombre, producto de su decadencia. La transformación estética de Tetsuo concluye con aquel enorme bebé cuasihumano, amorfo y su autodestrucción, llevándose consigo una buena parte de Neo-Tokyo.

Y aunque nunca deja de ser visible el señalamiento a las malas decisiones, percibimos ese inequívoco terror nuclear, también aludido en la entrada sobre blade runner. Y es que no hay testigos más cercanos del poder destructivo de una bomba nuclear que los mismos nipones con los testimonios de Hiroshima y Nagasaki.

Continuaba en apogeo la guerra fría y acababa de darse la catástrofe de Chernobyl en el 82. La especulación sobre las afecciones que la energía nuclear le podían causar a la humanidad estaban cimbradas en las mentes de conocidos y ajenos.

El Tetsuo bebé mutante es un símbolo y una advertencia sobre los alcances de la tecnología, sus límites, riesgos y el uso ético de la misma.

Tetsuo empieza a mutar.

Transhumanismo

Pero, al mismo tiempo, científicos se contraponían a este discurso. Desde 1923 J. B. S. Haldane, genetista británico, sugería la probable aplicación de la tecnología a la biología humana, sobretodo con el concepto de Eugenesia.

En el 29, J. D. Bernal mencionaba que, para poder lograr una colonización espacial, era imprescindible el sometimiento de la humanidad a la biónica y mejores cognitivas. Hasta que, al fin, en 1957 Julian Huxley acuña el término de transhumanismo, defendiendo y argumentando que el uso de la tecnología pondría fin a la miseria humana y a la misma muerte.

Pero es hasta la década de los 80’s cuando algunos comenzaron a autodenominarse transhumanistas buscando utilizar la ciencia para mejorar genética y tecnológicamente al hombre y la mujer para lograr una trascendencia física.

La obra de Otomo plantea todo este debate, no sólo con Tetsuo como principal víctima y resultado de este tipo de experimentos, sino también con Masaru (#27), Kiyoko (#25) y Takashi (#26), aquellos niños con apariencia senil sujetos a la misma clase de experimentos, y con el mismo Akira, aquel primer niño con el que experimentaron y que causo la primera explosión en Tokyo y su posterior destrucción.

Kiyoko, sujeto de experimento #25.
Después del fracaso en los experimentos con Akira, el gobierno japonés se aferra a continuar con las pruebas.

Trascendencia

La clara referencia estética al Blade Runner de Scott nos plantea, más allá de un homenaje, una respuesta cultural al discurso Ridliano, una contravisión o un contrapeso en esta nueva ciencia ficción.

Akira es el constante choque entre dos ideas que parecen repetirse cíclicamente a lo largo de nuestra historia. Oriente u occidente. Avance o límite tecnológico. Nuestro ascenso y caída. Lo viejo o lo nuevo. Es en esta dicotomía en donde la obra de Katsuhiro alcanza su trascendencia y nos acerca a la reflexión sobre nuestra decadencia.

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